jueves, 9 de junio de 2011

Belle de Jour


Alguien siempre estará pendiente de ti,
no faltara quien niegue tus errores,
quien oculte tus falencias,
la sed de quien te sombree sera mas,
y la sal que cubre tu cuerpo no cocinara tus hombros,
pues mas fuego que el mio no nace en otros labios.

miércoles, 1 de junio de 2011

Yo soy la morsa


La realidad es esta, no cambio estas viejas zapatillas porque me hacen ver mas bajo, tienen planta baja es eso, mi otras zapatillas son como las demás, cañas altas le dicen. El otro día fui al zapatero, le explique el problema, se lo grafiqué, el afirmo que podía solucionar todo, al regresar por mis viejas zapatillas las encontré igual, el gordo, porque ahí si podía llamarlo así, antes era un digno zapatero, ahora era el gordo, me enseño mis zapatillas ya manoseadas por el, me mostró su interior sin asco, mira la parche acá y aquí, luego la cosí, así es hermano, ahora si quieres tapar esas grietas tienes que ir donde limpian zapatos, esos patas tienen ese tipo de tinte, es una mezcla entre blanca y plomiza, medio hueso.

Tome mis zapatillas, ya había pagado por adelantado, fea costumbre mía, una vez ya antes había discutido con este gordo, pero al final me cambio como 03 veces la suela de unos mocasines que no quise botar, y que no uso, solo en ocasiones importantes, era ese detalle, mi vieja pensaba que porque usaba siempre zapatos de baja caña, se iban a comer la zuelas mis medias, que ya me iba a mojar los pies cuando lloviera o algo así, bueno mama, ya ahora las cambio, el gordo me hizo pasar otro martirio, me salio con que hasta había ido a la "Fabrica" por mis suelas, bueno, al final, en esta ocasión a diferencia de otras había cancelado la mitad, pero como es torpe en mi, la credulidad de que se hacen las cosas bien, expandí mis brazos con el billete antes de revisar los zapatos. En esta ocasión no hubo reclamo de pago, por lo que pude haberme hecho el sonso, pero en fin, no me sale el palomilla.

En ese momento creí que el gordo había aprendido la lección, que con Joaquín nadie se burlaba, pero en fin, cuando recogí mis zapatillas viejas, manoseadas y psicológicamente traumadas, me fui a casa, mi madre como siempre, como cuando vengo de la peluquería y me revisa las patillas y la nuca para ver si se ha realizado bien el trabajo, me pidió al entrar, las zapatillas.

Yo antes, había pasado por un boutique de cosméticos, adquirí un esmalte blanco, no tan blanco señor, algo hueso, como este color mire, este puede ser- dijo, o este derepente, ya haber, este. Bueno, mi mama se dio cuenta, no se le pasa nada. Me regaño y solo atine a decirle que estaba en oferta el pollo en Plaza Vea. Como ha subido el pollo no, mas tarde te acompaño a comprar si?

Bueno hasta ahora uso esas viejas zapatillas, no me duele verlas tristes, mientras me hagan sentirme mas pegado al suelo, mejor anda en sandalias pues, me dice mi hermana.