domingo, 15 de abril de 2012

Vivre sa vie


... Aun te miro y es evidente que lo sabes.

Aunque acostumbrabas repetirlo infinidad de veces, nunca se me quedo grabado el hecho, como realidad, sino como una curiosa anécdota. Me indicabas, porque era eso, una indicación, casi una orden, que eras lo mejor que me había sucedido. Llegaste como salvación de un pasado tortuoso, escandaloso y desgraciado.

Yo, por lo contrario, o mejor dicho, para no quedarme atrás, ante cualquier propuesta o proyecto alargaba dicha fecha, aludiendo que si ella había esperado mas de 25 años en conocerme, no le costaba nada, esperar unos días en realizar lo que me proponía. Y así atrasaba, como quien no quiere la cosa, casi todo lo que me sugería. Concluyendo, que esa espera, esos años, no habían significado en nada, algo provechoso.

Me amaste, y quizás allí nació tu error. No te juzgo, no soy quien para hacerlo, mas si te dejo juzgarme, con quien quieras o con quien juzgue provechoso escucharte reclamarte cosas que no pudiste hacérmelas, porque sabías que no hubieses obtenido respuesta alguna. Nunca faltan oídos que agudicen su sentido de percepción y lo conviertan en viejas maneras de seducción. Un domingo en algún parque de Miraflores, o varios domingos bastaron para su desahogo, y para el, un cariño.

Mi Vida es escapar, me toco ese papel, hago el intento de realizarlo de la mejor manera, aun me cuesta adicionar algo de sinceridad en mis expresiones, en mi andar, aun estos ojos no dejan de mentirte, aun esta tristeza no convence.

Por otro lado, al igual que tu, o al parecer, tu al igual que yo, voluble, dices ser feliz, fingiendo felicidad.

Que torpe amar a un gitano como yo, te besare y luego me lavare la boca, es tarde, tengo que dormir.

miércoles, 11 de abril de 2012

"Mi Estrategia es que un día cualquiera no se como ni se con que pretexto por fin me necesites"

Mario Benedetti

viernes, 6 de abril de 2012

Ya no me molestan tus regaños.


Habían discutido, el se fue para evitar cometer cualquier estupidez, de la cual pudiese arrepentirse luego. Ella se quedo, no fue atrás de el, a seguir la discusión, solo hasta la puerta y algunos gritos mas mientras el seguía difuminándose a lo lejos.

Se quedo sola y eso la disgusto mas, esa impotencia conllevo a que rompiera la Laptop que había dejado prendida J. antes de irse, donde estaba escuchando algo Fall Hard de Shout Out Louds y leía un poema de Cortázar el cual, después lo pondría en el Perfil de M. con alguna dedicatoria cursi, o como era su costumbre redactando la parte que mas le gustaba. Ello antes de la pelea, después de la misma, quizás le hubiera comentado alguna canción de Metálica o Motorhead. O una de Marilyn Manson hubiera sido mas propicia.

Aun con rabia y hablándose ella misma, como su madre mientras limpiaba o lavaba la ropa, se recordó a ella, inevitable. Continuo con el desastre, agarro el LCD que habían comprado en oferta conjuntamente con la Lavadora, lo hizo añicos. saltaba como Don Ramón encima de la Pantalla. Luego continuo con el televisor del cuarto y con el Vidrio de la mesa de la cocina. Arrojo por la ventana aquellas vanidades de la juventud de ahora, su Blackberry, su Ipod y su Libro de de Futbolistas, la del Mundial del 98.

Al regresar J. después de haber caminado por la playa de Chucuito, de haberse fumado unos cuantos rubios y de haberse mojado la mitad del cuerpo en la playa, no en forma de relajación, sino por un resbalón con las piedras. Encontró a M. mordiéndose las manos, desesperada y mirando por la ventana.

Ella corrió a abrazarlo, le rogó que no volviesen a pelear, que le quería mucho, que le amaba, que no concebía una vida sin el. J. accedió a su abrazo, escuchaba todo mientras miraba el desastre, la casa sucia, mas que anteriores días, ya antes de entrar había reconocido su Álbum favorito, el del 98. Supuso ciertamente, que arrojaría cosas de el y no ella, ya que para ella las cosas de el, eran también de ella; pero las cosas de ella, solo le pertenecían a ella. J. se puso a pensar lo que le había costado comprarse lo que se había roto, que ahora era como si todo aquel esfuerzo no significase nada, que la compañía y amor de M. significaba mas, que la discusión, de la cual no se sabe el inicio y el porque, no debió suscitarse.

Luego de pensar, después de un gran rato de silencio, acepto el perdón. A la semana, sabiamente J. se mudo con M. a la casa de su suegra. Para que así, si discutían rompiese algo que le haya costado a su madre.

Mira, no pido mucho.


Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche?
No puedes, por razones técnicas.


Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Asì la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

JC