Esta pena aun persiste, no te olvido
y condenado sigue buscándote mi corazón,
que solo recibe de tus manos frías,
una secuencia de negativas y el silencio,
maldito silencio,
que llega a enloquecerme.
Pero mientras duraron mis contadas alegrías,
y estos besos míos buscaron ahogarte
y no consiguieron mas que ahogarse ellos mismos.
Y estas manos calientes que se ondeaban en tus caderas,
no consiguieron mayor habilidad que la de esconderse luego en mis bolsillos.
Te volviste fría y lejana, te valieron mas otros amores pasajeros que mi persistente cariño,
convirtiendo este recuerdo tuyo en una necesidad de tus labios, de tu cuerpo, los cuales viéndose satisfechos volvieron a olvidarte. Bastaba ahora solo darte un beso para luego no llegar a reconocerte.
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