Por una suerte extraña, aun puedo seguirte los pasos.
Aun me quedan opciones de decirte algo, o de que tu,
sabiendo que escondido estoy viéndote,
puedas decirme algo también.
Pero sucede que permanecemos callados,
quisiera atreverme a escribirte algo, es tan tarde,
quizás esta hora sea propicia,
aunque podrías disgustarte,
y cubrirías los espacios por los cuales trato de encontrarte.
Mejor así, en silencio, para saber que se pudo decir algo y que se callo, para retenernos.
Para retenerte.
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