Sucede que no la imagino al costado mio.
Yo que siempre decía que mis deseos eran ordenes para mí.
Pero este afán, se contradice cada vez que la supongo,
aunque no lo crea, me frena algo distinto a la razón,
sera que aun la veo tan tranquila como aquel mar
que nos vio amanecer.
Sera que la pasión con Ud. no sobrepone cualquier otra conjetura
que pudiera de ante mano preverse.
Mas que aquella cercanía y distancia, prevista y programada.
En este ir y venir,
mas que los días que ya hemos vivido.
Sera que aun la siento tan frágil,
sera su mirada o sus labios,
sera que justo ahora desconozco a Platón y a Maurois,
y que este deseo estancado viene a ser mi veneno
y que esta falta de deseo, hace que aprecie las cosas pequeñas como grandes?
La debo desear y en demasía.
Mas lejos que cerca,
para que esta prohibición genere las ganas de vivir nuestros deseos,
agotando la vida.
Mientras, ¿Qué pasa?
Solo el tiempo Srta. El tiempo.
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