martes, 12 de febrero de 2019

Mochilas

Se menos de ti ahora y no es un alivio. Aveces supongo que tu venganza consistió en buscar algo seguro y aburrido. Esperaba menor tiempo de apego pero debió gustarte el hecho de que no te criticara tanto. Yo era muy burlón y el quizás muy caballero.

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lunes, 11 de febrero de 2019

Almendra

Nota de diario

Un día cualquiera



No sabía que las distancias se incrementarían a tu llegada. Vas creciendo lejos de mi y representarte en esta etapa de vida, indefensa, necesitada e inocente me permite estar de algún modo contigo. Tu madre es una valiente al cuidarte sola y soportar mis periodos cambiantes. Al alejarte de mi y de mis impulsos liberatorios. Crecerás y elegirás inteligentemente mantenerte aun en su pecho. Yo por mi lado, ajeno, siempre ajeno, esperare tu abrazo al final de la noche, tu rostro descansando cerca a mi cuello, como pidiéndome que no me valla. Tu inteligencia en esta parte radica en tu silencio, en tu mirada juzgadora, en tus palmadas y en aquellos gestos que saben criticarme constantemente durante los pocos días de visita que intento aprovechar, sin discutir. Sin embargo, sonríes y vuelves a ser una niña normal, que paradójicamente se inquieta más a mi lado, quien dilata el sueño para que no me aleje en las horas previstas. Aun te recuerdo, en aquellos primeros días de mayo, cuando intentaba calmar tu llanto y pude verme igual de temeroso como estoy ahora, en esta libertad que siempre protejo, pero que solo ha sabido darme infinitas angustias. Prometerme cambiar será un despropósito, un esfuerzo en vano. Por lo pronto me ajusto a las reglas, verte previo aviso anticipado de dos semanas.

Torero Sentado

Diario Marica

15/01/2019



La libertad necesita un escenario en cual desempeñarse, como a todo neurótico un público. Descansar un tiempo antes de sortear nuevamente la vida, es hoy en día, lo mas conveniente.

Girasoles



Plantearse una idea o imagen lejana con la finalidad de acercarse a ella en cualquier representación. La música compromete al recuerdo y la imagen a la esperanza.

La Sonrisa de Voltaire


Vino a mí un día libre, como lo llamamos acá. Esos donde podrías darte una escapada para olvidarte por unos instantes la miserable vida que cursabas. Ella era Renoir y yo las sombras de Rembrandt. Ambos no apreciábamos al congénere, pero nos jugábamos en la distancia - por esos días aun corta - cierta simpatía por nosotros mismos. Nuestra mensajería era abundante. Las tensiones acrecían en cada encuentro. La fortuna radicaba en las aventuras de nuestras salidas que, sin orden ni planificaciones, terminaban siempre por ser anecdóticas. He renegado siempre de lo anecdótico por su carencia de sencillez. Pero estas ocurrencias suscitaban en el exacto ámbito de lo sencillo. 

Se dieron por estas razones días llenos de libertad, sin ajustarnos al calendario. Sonrisas que atontaban mas nuestros rostros. Estar sentados escuchándonos, aprendiendo y corrigiéndonos durante el poco tiempo que tuvimos fue gratificante. El espacio que teníamos siempre era poco. Como en un cuarto lleno de libros, nos arrimábamos en una esquina, para que, después del sexo que luego fue amor, nos contásemos algo. Yo buscaba su atención y ella no creía su impacto. Quizás en el fondo, no nos queríamos mucho en solitario. Sus manos, su nariz, su cuello, su espalda, sus labios, sus ojos, sus dientes, su pelo, sus hombros, sus incontables lunares, su sueño profundo, sus senos suaves y sus piernas firmes me cautivaron. La dibujaba constantemente cuando la miraba. Le regale Rayuela para que asimilara la figura del amor en aquel movimiento browniano. Hoy se va ciertamente y debo dibujarla, aunque no se guste, para que se quede algún tiempo más mientras decide regresar o quedarse en España.

Ya ha pasado un tiempo y se mantiene la correspondencia en la distancia. Sin embargo, es inverosímil. Debo tocarla para seguir creyendo. Soy como ese apóstol de Cristo que dudó su resurrección. Por lo general soy un hombre que se cuestiona siempre. Incierto hasta para el afecto. Debo tocarla porque existe la necesidad, las ganas y la pena de hacerlo.

Abstracto

Nota de diario 
Un día cualquiera


De un buen tiempo a ahora, la persona como escenificación de la perfección o creación, ha sido sustituida por vectores, por la geometría y las matemáticas. En algunos casos por la representación de sueños, del arte más puro y, por consiguiente, el mas inexplicable. Las corrientes son muchas o mejor dicho han sido muchas. Hoy en día la deformación de lo creado o en contraposición, la creación de una bestialidad que en un futuro pudiera engendrar mejores simetrías, es la que abunda en el mercado. ¿Es por estas afirmaciones, que en general son dudas, lo que nos convenga para explicar los sueños? O en su humilde gestar, ¿Lo que nos ayude a representarlos? En la cabeza se me vienen figuras y formas extrañas cada vez que, con presión ansiosa, agito mis parpados o descontracturo la tensión de mi cuello. ¿Sera esta imagen acaso el reflejo de mis angustias y de mis deseos? ¿No son acaso nuestras ilusiones mas sinceras, las que menos nos contamos? Entre los trazos agiles, fuertes y el color espeso habrá algo que decir ciertamente, pero creo ser muy humilde para admitirlo o muy ignorante como para plantearlo. Es entonces para mí, que toda representación abstracta sea como el mugido de un infante. 

Sin Titulo


¿No es el sol la mayor fuente de vida? Y de ser así, ¿Porque una personificación masculina? Es sus manos esta la vida y el deseo. La carne que se vuelve pálida, cuyo brillo vigente esta aun en la oscura noche, que no es más que el reflejo de su persistencia. Como diría Unamuno, aquella matria. Aquella mujer que empuja la vida en el alba y brinda consuelo en la incertidumbre.

Poema de Niño.


Yo era un niño
que en un acto de dolor
contra su madre
le lanza con todas sus fuerzas
un fréjol.

Yo soy el fréjol
y por el camino
caigo despacio sobre el corazón
de la madre
traspasándolo
lentamente.

Yo soy el corazón.