Nota de diario
Un día cualquiera
De un buen tiempo a ahora, la persona como escenificación de la perfección o creación, ha sido sustituida por vectores, por la geometría y las matemáticas. En algunos casos por la representación de sueños, del arte más puro y, por consiguiente, el mas inexplicable. Las corrientes son muchas o mejor dicho han sido muchas. Hoy en día la deformación de lo creado o en contraposición, la creación de una bestialidad que en un futuro pudiera engendrar mejores simetrías, es la que abunda en el mercado. ¿Es por estas afirmaciones, que en general son dudas, lo que nos convenga para explicar los sueños? O en su humilde gestar, ¿Lo que nos ayude a representarlos? En la cabeza se me vienen figuras y formas extrañas cada vez que, con presión ansiosa, agito mis parpados o descontracturo la tensión de mi cuello. ¿Sera esta imagen acaso el reflejo de mis angustias y de mis deseos? ¿No son acaso nuestras ilusiones mas sinceras, las que menos nos contamos? Entre los trazos agiles, fuertes y el color espeso habrá algo que decir ciertamente, pero creo ser muy humilde para admitirlo o muy ignorante como para plantearlo. Es entonces para mí, que toda representación abstracta sea como el mugido de un infante.
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