miércoles, 18 de septiembre de 2019

Carta Apócrifa - Borrador

Es extraño. Hemos convivido bajo el silencio y esto ha determinado ciertas cosas. La lejanía es la única justicia que prevalece todo olvido. Sin embargo tengo la necesidad de escribirte, pero por razones ajenas al amor o al afecto, no lo sé, aunque quizás si sea por estas razones y no me conozca, pero sí, teniendo claro que ya no te conozco. Te conocía, ciertamente, ambos antes sabíamos quienes eramos, pero queda ahí y ahora no sirve cualquier anhelo. He imaginado múltiples encuentros y naturalmente he caído en la vanidad de suponer fines favorables, pero la sinceridad personal, de darme cuenta que los planes no se concretan nunca cuando infieres en el ajeno, me han desvinculado arrojándome a un estado de decepción y angustia. Mi realidad es sencilla, tengo tres días para compartir contigo, para ir a algún lugar, del cual no tengo ninguna obligación pero al que iré, aun sabiendo el naufragio que eso implica. Y quizás, por esta carencia es que me impulso a escribir esta carta, para proponerte vernos, no bajo alguna circunstancia que hubiese apremiado alguna continuidad de nuestra comunicación. Es normal pensar, que esto hubiese adelgazado este proceso, sin embargo, la falta de la misma me genera una situación de desconcierto. Me acerco a un punto de desamparo y te pongo a ti como un remedio, quizás como el único que tengo a causa de mi repulsión hacia las personas. Recurro a ti por que aun persistes en mi memoria, siendo esta confesión sincera y brutal. No considero que aun te ame, llego a ti con la finalidad de escaparme de este aislamiento. No conozco tus preferencias actuales o si nuestra imposición en estos meses ha acrecentado o anulado cualquier afecto. No se de ti y es por esta razón que te escribo, para perder estos días que vienen en conocerte. Luego me iré y no retomaremos ninguna relación, voy sin fines de cualquier lucro. Por eso te propongo perder estos días juntos, sin aspiraciones. Yo seré el mismo, aun babeo la almohada cuando duermo. Sin embargo, no puedo afirmar que seas aquella persona previsible de hace un año atrás. Esa sapiencia me regala una oportunidad y es aquella que anhelo para confortarme en dichos días, que de no haber precedido este escrito, adivino pues, un mismo abandono sin juicios ni justificaciones, por que no me debes nada, no existe alguna obligación y es, creo yo, por esta misma razón que crece mas rápido mi intranquilidad al suponer recuperar algo que ya he perdido. Quizás este escrito tampoco sirva de algo y me encuentre pronto en un lugar conocido y ajeno. Un páramo aunque a la vista resulte ser, para cualquiera, un ambiente tropical y muy verde. 


La realidad demostrara que la carta nunca se envió y que los sacrificios nunca se dieron, convivimos aun, bajo el silencio y quizás bajo alguna esperanza. Cada uno por su lado, anhelando por mi parte algún encuentro que no configure ningún tal vez y ninguna continuidad, eso esta claro para mi, nadie ama dos veces. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario