En estas noches calientes, te preguntas que hubiese sido mejor iniciar este afecto en invierno, y como todo lo que supones, lo supones bien y aciertas. Este calor ademas de dejarnos solo desnudos, nos distancia el abrazo, que al comienzo me cedían tus besos en mis manos, mis manos en tus pechos, mi pecho en tu espalda, mi espalda a la esquina de la cama y tu cama al costado de la pared.
Todo tan ubicado para amarnos en la mañana nuevamente y para distanciarnos luego y para extrañarnos como consecuencia, regresando al mismo desorden que dejamos aquella mañana. Sabiendo lo culpables y egoístas que somos y hemos sido, dejando pasar el tiempo entre los dos como agua.
Siendo románticos me ha faltado peso en las manos y oficio a estos hombros. Hoy te extraño o mejor dicho, te he extrañado estos días. Y aunque tus verdades puedan hacerme dudar esta continuidad, prefiero mas vivir los días que vienen contigo, en tu cama, en mi jardín, en alguna comida o teatro.
Sabemos el final y aun así persistimos, tan humanos, tan poco razonables, tan café con leche.
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