domingo, 22 de diciembre de 2019

Figuración

"La actitud de Borges me conmovía. Me gustaba lo que yo era para él, lo que él veía en mí. Sexualmente me era indiferente, ni siquiera me desagradaba. Sus besos torpes, bruscos, siempre a destiempo, eran aceptados condescendientemente. Nunca pretendí sentir lo que no sentía." 
(Estela Canto).

Resultado de imagen para borges"

Ando algo atrasado, 
han pasado dos días de tu natalicio y
aún no te digo algo que justifique un perdón,
disfrazado en un viejo y repetido saludo.
Este año me he reiterado mucho, 
ha resultado ser una constante de primeras veces,
me siento como en el periodo de mis diecisiete,
lo cual me preocupa mucho ya que,
los años que siguieron hasta la fecha no fueron gratificantes.
Sentirme como primerizo no justifica algún asombro.
Fuiste alguien necesaria, un par, una compañera y una cómplice.
Aun le doy libertades a mi neurosis por lo que entiendo,
 la distancia y el final. 

Queda solo agradecer la comprensión del silencio y la falta de cortesía.

No quiero mentirle por amor a la fotografía. 

domingo, 17 de noviembre de 2019

El Anciano y Los Espejos.

Resultado de imagen para magritte espejo

Alfonso tuvo una infancia fascinada por los vitrales policromáticos que adornaban las iglesias, por lámparas de vidrio artesanales, por las formas en que podía moldearlas y fundir color a un material que había asimilado solo a las transparencias que componían sus ventanas, por donde veía las pistas, un separador de carril verdoso con palmeras, a los transeúntes, el día o la noche. Ese juego de sombras y luces que ya había familiarizado en sus aficiones. Los espejos le regalaban una estadía, una falta de ausencia. 

Con cierta edad abrió una vidriera por una vieja calle que reservaba un cierto encanto colonial. Su puerta principal era de madera que daba pase a un espacio de techo alto que llenaba de luz con unas encantadoras lágrimas que él hizo, ofreciéndolas a la vista como muestra de su habilidad. El arte de sus creaciones que concretaron la apertura del negocio obedecían también a una necesidad de subsistencia. Sus clientes no eran inmensas iglesias ni refinados aristocráticos, por lo que sus contadas lámparas o las lágrimas eran hechas muy raras veces. En cambio urgían por esos días usar algo más de masilla y una medida corta de vidrio para reemplazar alguna ventana rota reventada por algún crio con una pelota, palomilladas que acostumbraban darle de comer. 

La concepción que construyó su mujer en cuya figura asimilo alguna identidad trajo una descendencia ajena a sus aficiones, desarrollada en un contexto diferente, partícipe de otros vidrios rotos al que él, ya mayor iba a reparar.

Sin embargo su costilla tuvo entre su prole a una mujer que ha diferencia de sus prójimos eligió permanecer con su anciano creador. De este aprendería el juego peculiar y misterioso de los espejos, escondiéndose en ellos y gritando para ser encontrada por aquel fabricante de irrealidades al que llamaba padre.

Desde aquel momento solía vérsele al vidriero pasearse con aquella hija saludando a sus cercanos, cruzar las sendas y recurrir a dependientes por algo de víveres. Esa adopción que cortó su soledad lo comprometía a cuidados del mismo grado de los que tenía con sus lágrimas o lámparas. Una forma frágil del mismo material que vive y grita. 

La pausa se la regaló la edad y los cuidados necesarios su sapiencia en la materia. Sin embargo no podía inferir en los impulsos ajenos, en la desalineada y peligrosa calzada o por aquellos apresurados pasos que buscaban participar de alguna carrera para ir o venir hacia y desde cualquier parte. 

Una mañana el vidriero con la hija caminan por la avenida principal, a su derecha como flechazos se veían pasar a los automóviles por lo que atino apoyar a su prole en su brazo izquierdo. Su ruta contravenía el tráfico sintiéndose un acercamiento brutal en el avance de estas sagitas. Se aproximaron a una casa de ventanas abiertas cuya derecha abultaba en la pista un desnivel que advertía cualquier desborde. Sus pasos iban a darse en un cruce fatal con una materia que contradecía exponencialmente la velocidad de su pasaje. Al llegar este vehículo al bulto de su sendero y al estar nuestros caminantes en aquella paralela situación se escuchó en el golpe que sobresaltó el carro un grito seco, uno solo que daba a entenderse como respuesta a un golpe. Una exclamación angustiosa que regalaba dolor a quienes la escuchasen. 

La desesperación que despertó en los ocupantes de aquella casa que ofrecía sus ventanas abiertas a la luz y a los ruidos de los motores, género que corrieran hacia aquella calle que adelantaba por el escándalo que lo había precedido, un tinte rojo y espeso, y que atendida la curiosidad tendrían luego que limpiar.

Abrieron su puerta y encontraron a Augusto con su hija, quienes sorprendidos por su estrepitosa aparición los miraban fijamente.

Srta. Pandereta

Resultado de imagen para matisse mujer con pandereta

Dos años sin que la casualidad nos junte a celebrar tu nacimiento, sin que la suerte ponga tus manos en las mías hasta el amanecer en un patio frente a ojos curiosos, sin que nuevamente la música que escucharás haya sido la también mía, aquella rítmica contagiosa del hombre panderetero. 

No existe nostalgia de mi parte al dar fácilmente las cosas por perdidas. Atras estan los besos culinarios y los abrazos administrativos. Atrás esta aquel trago pendiente que nunca reclame y aquella noche cobarde.  

Feliz año nuevo. 

domingo, 3 de noviembre de 2019

Después de las fiestas

Y cuando todo el mundo se iba y nos quedábamos los dos entre vasos vacíos y ceniceros sucios, qué hermoso era saber que estabas ahí como un remanso, sola conmigo al borde de la noche, y que durabas, eras más que el tiempo, eras la que no se iba porque una misma almohada y una misma tibieza iba a llamarnos otra vez a despertar al nuevo día, juntos, riendo, despeinados.

JC

Resultado de imagen para el david aguilar

Coincidencia o no, se cruza este poema de Cortázar y la canción de el David. 

Hay un sol que no creerías.

viernes, 1 de noviembre de 2019

Un dia menos

Siento que paso los días esperando que efectivamente pasen. Por ejemplo existen momentos que ese peso que cargo echado en la cama no es más que su aceptación sin hacer algo al respecto. Como decía Benedetti siempre cuesta un poquito empezar a sentirse desgraciado.

Resultado de imagen para lorca

Defectuoso

Mi problema es el egoísmo de saberme necesitado y no ser quien busca si no el que espera ser buscado. Soy más dócil ante cualquier pregunta porque la espero con ganas. Y me pregunto ahora si valiera la pena acercarme a alguien o si las cosas resultarían distintas a las que he conocido. Hoy me pregunto por ti, por como estarás navegando en tu sitio o en el de otro. Si te has salvado o sigues esperando como yo alguna pregunta. 

Algo de suerte tengo creo, haberte borrado de mis contactos ya no me obliga a seguir tus estados, la presencia de tu actividad en donde te escribía algo que nunca enviaba. Algo que borraba inmediatamente para volver a bloquearte. Suponiendo alguna alerta telequinética que te obligará escribirme y sea ésta infantil acción, la interrupción de mis intenciones y de las tuyas. Ahora con el permiso que te he dado al no bloquearte pero sin tenerte en mi agenda, sin la revisión diaria que acostumbraba meses atrás, me pregunto si seguirás teniendo el mismo rostro pensativo o aquella frase que sustentaba tu actividad nómada. ¿Que sera de ti? 

Me ando preguntando cuál hubiese sido tu respuesta si, durante los dias que teniamos para mirarnos fijamente, hubiera aprovechado en preguntarte: ¿Si tuvieras algo que pedirme, que tuviera que hacer sin cuestionar, que sería? Tengo claro que hubiese pedido yo, en cambio, que hubiera hecho por ti, sin cuestionar lo que hubieras deseado, quizás como último anhelo de haber compartido la vida, me genera incertidumbre. Quizás porque nunca me pediste algo. Siempre fuiste alguien que quiso suponerse alguna autosuficiencia. 

Atentamente

Tus zapatos sucios. 

Resultado de imagen para modigliani

sábado, 26 de octubre de 2019

Atentamente

No hay descripción de la foto disponible.

Sobrevive el orgullo por lo visto y es aceptable. Sin suponer que compartas mis dudas, desearía contarte algo que se hubiera dado de forma normal al no habernos limitado la correspondencia. Esta táctica ha sido tuya, no la estoy inventando, incluso ya ha sido copiada antes, cuando aún vivíamos cerca y te entregue ciertas ideas o notas firmadas, detallando horas en las que hubiese querido decirte algo y no lo hice. Así te las alcanzaba luego para que retrocedieras en esa lectura a aquellas horas o momentos, donde nuestro silencio nos adornaba. 

Ahora o mejor dicho, desde un tiempo a causa de mi soledad, impuesta, de noches como las de ahora en las que no se que hacer, aunque tenga mucho por hacer, después de un café y no de un vino, sin sueño y sin ganas de perderme como antes, de sobreponer algún encanto para sentirme satisfecho, me pregunto si tu pasado marcó esta característica. Es decir, este impulso a evitar aún más a las personas y sobre todo, evitar ciertos placeres que antes de ti, me eran gratificantes y sencillos de alcanzar. Me discuto si me impusiste algún modelo a seguir, que ante su escasez solo atinó a llenarme los bolsillos con la presión de mis manos.

Me siento muy agotado. Antes podía esforzarme por alguien, compartir afines, preguntar o invitar. Hoy me fatiga levantarme, me he olvidado de la importancia del trabajo, leo solo lo que ando estudiando y me cuestiono alguna salida aparentemente populista para situar la ciudad en la que vivo como ejemplo para las demás. Una comedia me digo a veces, un expediente que dejare en el municipio para ridiculizar políticas actuales. Sin embargo, suelo cuestionarme si serviría de algo, si el modelo de planificación que ando maquinando, por más productivo que fuera, generaría algún cambio, hoy camino más que antes, estas calles de edificios viejos e invadidos donde veo ventanas que cuelgan ropa donde antes se ofrecían electrodomésticos o donde se apostaban a los caballos. Piso de rato en rato algún producto que venden en los pisos, por la limitada avenida, llena de ambulantes. Y a pesar de estos y otros horrores, veo también a la gente inactiva, indolente e ignorada.

Pienso por ellos también me digo, al verlos parados leyendo los titulares. Un diario repite todos los días sobre la nivelación de los sueldos de jubilación cerca a un anciano que ruega por algo de tramadol a pocos metros de un policlinico que solo sabe recetar paracetamol para cualquier dolencia. La prensa que acompaña faltas promesas ilustran noticias amarillas y populista, otra muerte o otro escándalo. No es novedoso el detalle pero peculiar la fachada, entre tantas tiras de cincuenta centavos esta un diario que habla sobre cifras y economía, la que me detengo a leer, como quien observa o intenta observar algo diminuto, como si de pronto me fastidiara la vista.

Un profesor me comenta que la paradoja del país es el doble modelo de mercado con el que se maneja, cuyo reflejo de la inestabilidad exterior para quien camina. es lejano. Su despreocupación se rige por basar su economía a través de la informalidad sin entender que dicho permiso es una promesa política, que incorrecta o no, justifica su permanencia en el poder y la falta de acciones que generen algún auto-desarrollo. Y en ello podemos ahondar más.

Aveces pienso que no se puede hacer algo en contra, que la forma de vida de algunos es hasta cierto grado una imposición para un modelo. Las personas no cambian he sabido repetirme y considerándolo retomo la comedia que ando maquinando, como tal, como un buen chiste.

Meriendo algo para luego acercarme a una biblioteca que se sitúa cerca a un teatro. A ambos sitios no va nadie, solo los que limpian o viejos funcionarios que hablan donde no deben hablar y que justifican su sueldo re-contando los viejos libros que nadie se acerca a pedir. De igual forma me es tranquilo el lugar, recuerdo haber ido de mas joven y compartir con Santiago algún poema, cuando aun eran días donde te enseñaban a dibujar o donde podrías apenarte mas por el esfuerzo de otras personas. Hoy la falta de poesía en este lugar o de aquellos ancianos con quien leía de rato en rato me hacen pensar no solo en el avance del tiempo y de lo logrado o no. Si no, en que esta bien, no me es preocupante, es el reflejo de lo que he visto antes por las calles. No espero nada tampoco aquí, vengo a leer y a hacer resúmenes nada más.

Me quedo hasta las 2.00 pm. Para ir a casa a almorzar, descansar algo, asearme y terminar yendo a la universidad donde expongo alguna idea, donde resuelvo algún examen, donde leo mientras algún profesor expone, donde me siento adelante, cerca a una ventana y solo, esperando el término de la clase, donde camino de retorno a la Av. Venezuela, bordeando varias facultades repitiendo unas lecciones de italiano que ando escuchando por el celular. Ahí tomo un colectivo que me deja por la Av. La Marina donde espero un bus que me dejara cerca a mi casa. Al llegar intento dormir y al día siguiente repito la misma rutina.

Ante estos bucles, suelo detenerme un rato y pensarte, para escaparme un rato. Porque soy consciente que cualquier afecto es solo una representación. Bajo esta idea que, quizás bordeé la locura, te planteo ante cualquier circunstancia o lugar en el que me encuentre y en la que te recuerde claro está. No es siempre, pero sin ninguna lógica o razón, espero verte a la salida de la universidad, cruzarte en alguna avenida principal o en la entrada de algún centro comercial. Estas decepciones se superan más fáciles que las reales, concluyó. 

Hoy no te exclamare algún poema en tu idioma para reemplazar un buenos días, ni te mandare un relato corto que te haga suponer la figura principal. Quisiera darte, retornando al juego que inventaste, según supongo, una conversación inventada, donde figure tu recepción, solo para decirte algo. 

Tan inútil y tan necesario. 


9.40 p.m.

Hola?

lunes, 23 de septiembre de 2019

La otra copa.

... y sin dolor, sin desesperaciones,
sin angustia y sin miedo,
dócilmente empezó
como otras noches
a necesitarla.

MB

Resultado de imagen para mario benedetti

Quizás me pienses, concluyendo el poema que consignaste como titulo para señalar tus mutuos resentimientos en la ultima carta que enviaste. Quizás aun me imagines pensándote en aquella simulación en minúsculas, refiriéndonos al amor. 

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Carta Apócrifa - Borrador

Es extraño. Hemos convivido bajo el silencio y esto ha determinado ciertas cosas. La lejanía es la única justicia que prevalece todo olvido. Sin embargo tengo la necesidad de escribirte, pero por razones ajenas al amor o al afecto, no lo sé, aunque quizás si sea por estas razones y no me conozca, pero sí, teniendo claro que ya no te conozco. Te conocía, ciertamente, ambos antes sabíamos quienes eramos, pero queda ahí y ahora no sirve cualquier anhelo. He imaginado múltiples encuentros y naturalmente he caído en la vanidad de suponer fines favorables, pero la sinceridad personal, de darme cuenta que los planes no se concretan nunca cuando infieres en el ajeno, me han desvinculado arrojándome a un estado de decepción y angustia. Mi realidad es sencilla, tengo tres días para compartir contigo, para ir a algún lugar, del cual no tengo ninguna obligación pero al que iré, aun sabiendo el naufragio que eso implica. Y quizás, por esta carencia es que me impulso a escribir esta carta, para proponerte vernos, no bajo alguna circunstancia que hubiese apremiado alguna continuidad de nuestra comunicación. Es normal pensar, que esto hubiese adelgazado este proceso, sin embargo, la falta de la misma me genera una situación de desconcierto. Me acerco a un punto de desamparo y te pongo a ti como un remedio, quizás como el único que tengo a causa de mi repulsión hacia las personas. Recurro a ti por que aun persistes en mi memoria, siendo esta confesión sincera y brutal. No considero que aun te ame, llego a ti con la finalidad de escaparme de este aislamiento. No conozco tus preferencias actuales o si nuestra imposición en estos meses ha acrecentado o anulado cualquier afecto. No se de ti y es por esta razón que te escribo, para perder estos días que vienen en conocerte. Luego me iré y no retomaremos ninguna relación, voy sin fines de cualquier lucro. Por eso te propongo perder estos días juntos, sin aspiraciones. Yo seré el mismo, aun babeo la almohada cuando duermo. Sin embargo, no puedo afirmar que seas aquella persona previsible de hace un año atrás. Esa sapiencia me regala una oportunidad y es aquella que anhelo para confortarme en dichos días, que de no haber precedido este escrito, adivino pues, un mismo abandono sin juicios ni justificaciones, por que no me debes nada, no existe alguna obligación y es, creo yo, por esta misma razón que crece mas rápido mi intranquilidad al suponer recuperar algo que ya he perdido. Quizás este escrito tampoco sirva de algo y me encuentre pronto en un lugar conocido y ajeno. Un páramo aunque a la vista resulte ser, para cualquiera, un ambiente tropical y muy verde. 


La realidad demostrara que la carta nunca se envió y que los sacrificios nunca se dieron, convivimos aun, bajo el silencio y quizás bajo alguna esperanza. Cada uno por su lado, anhelando por mi parte algún encuentro que no configure ningún tal vez y ninguna continuidad, eso esta claro para mi, nadie ama dos veces. 

Nota 1

Me viene a la mente tu figura mientras acaricio la madera del mueble que se sitúa cerca a mi reposo. En el proceso observo mi mano ondearse y apretarse en el tirador de los cajones, sintiendo un leve agrado por su forma, su revés me desagrada, es verdad y me hace acordar tu punto de vista al respecto. Contrariábamos nuestras percepciones. Yo apreciaba la desenvoltura de tus dedos, la grande palma que sabias hacer volar en la palabra. Tu renegabas de ellas, lo que me hacia comentarte aquella afirmación de algunos, respecto a que la balanza de un rostro agradable haya sido siempre la fealdad de la base de sus extremidades. Sin embargo, esta para mi, siempre ha sido una calificación variable, dependiendo de la idea de belleza y de la percepción que se tenga sobre la misma. Hoy podría definirse alguna razón de encanto a la delgadez, una tez blanca y la simetría de algún rosto. Para mi, toda gracia siempre ha consistido en apreciar los defectos, llegando siempre a querer aquello de lo que uno se avergüenza. Mis ganas han consistido en hacer lo que he querido y siendo consciente de no haber logrado, en muchas veces, ello, es que, a causa de la reincidencia, he amado también el fracaso. Hoy pongo la cabeza donde hace un momento descansaba mi gato, así de solo estoy y no me amargo. 

Resultado de imagen para gato persa

domingo, 1 de septiembre de 2019

El Muro del Silencio - Borrador

Estamos irresistiblemente atraídos por quien nos traerá los problemas necesarios para nuestra propia evolución. 

AJ
Resultado de imagen para satie

CAPITULO I

M. tenia los ademanes propios de un italiano, el lenguaje masticado de un castellano esforzado con acentuación exagerada en las "s" y "z", precario en el uso de sinónimos o sustitutos para aquel nuevo idioma, pero no carente de conocimientos varios y de inteligencia, que sabia trazarlos en un verbo sencillo y adaptable. Ordenado como proveniente de alguna escuela alemana y ligeramente misántropo, sin llegar al pesimismo. Prevalecía en el la confianza en el ajeno, aunque un hastió mas reducido que el normal aceptado, el que tenia que sobrellevar con algunas copas de vino. En su autosuficiencia entendía, o suponía asegurarse, de que era capaz de soportar cualquier soledad, total, se había deslindado de su nido a corta edad y desde entonces a diferencia de su casta, seria el único que buscaba una estabilidad económica forjada por el estudio. El mismo que le genero ciertos sacrificios o el que engendraría ciertas sombras. Paralelamente J. no había dejado nada, el destino o las circunstancias le regalaron el desliz de la muerte cercana, las distancias justificadas y las partidas de quienes lo rodearon. Su incapacidad de comunicarse por otras formas que no sean las escritas, impedían cualquier relación social. Creció esperanzado solo en leer a Wilde, quizás lo marco ciertas lineas tales como que A veces, podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y, de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante. o quizás convenga recordar lo que decía respecto a que la pasión nos obliga a pensar en círculos. Alto y delgado, de pelo ondeado y barba oscura con ciertos rebeldes rojos vistos a contraluz. Atractivo para ciertas viudas, feas y pre-universitarias. Su cíclica consistía en durar poco en alguna labor, estaba aburrido desde los 18 de trabajar, pero necesitaba hacerlo o al menos lo suponía. La carencia de atención hacia los demás y las realidades de todos sus empleos lo invitaban a revelarse, sin entender el marxismo, se desempeñaba hasta asimilar cualquier brote de plusvalía. Odiaba a sus compañeros, por lo que no aceptaba un conjunto, resultando estas exaltaciones meramente egoístas, aunque ocultamente compartidas y hasta cierto punto envidiadas. Luego de retirarse se enteraba que las cosas seguían igual, que aunque haya sido útil y bueno en lo que le confiasen, su ausencia no desentonaba, la tranquilidad de la monotonía es para muchos una costumbre aceptada. Su intrascendencia hacia resumir sus constantes, trabajaba para satisfacer una necesidad y renunciaba para viajar a cualquier parte, retornando para volver a trabajar y así sucesivamente. Podría decirse que J. y M. son diferentes y que el marcado aislamiento de uno, impediría la aceptación del otro. Pero las suposiciones nos han definido siempre como lo que no somos. Son solo las circunstancias las que pueden afirmarnos, salvarnos o sacrificarnos.

Bajo esas razones o suposiciones, según convenga colocarnos, M. apareció o J. apareció en la vida del otro. Ambos solo satisfacían dudas buscando engañarse. Para J. cualquier presente debería adecuarse a sus experiencias pasadas, coloreandolas y gratificándolas. Para el, toda relación era el reflejo del fracaso de la primera. Por ello, a medida que conocía a alguien, lo introducía en su pequeño mundo que según el, quedaba siempre inconcluso e irrealizable, por ello, para J. todo ser que pudiera valorarse, satisfacía la precaria vida que la precedió. Para M. el inconsciente era algo que podía sanarse a través del lenguaje. Sus relaciones anteriores le hicieron entender el egoísmo basado en el servilismo de la otra parte. Aceptar el egoísmo nos ponía en una posición, en la cual, debíamos aceptar cualquier sacrificio por el otro. El tiempo traería consigo la costumbre y luego de esta o, en ella misma, la separación, parcial o definitiva, empujaría vitalmente a la satisfacción de  los deseos reprimidos y por ello a una nueva esperanza para ser egoístas o caer nuevamente en el desprendimiento hacia el ajeno. Para uno la culpa era irremediable y para el otro, lo que pudiera conversarse comprometía alguna continuidad.

J. sabia que después de que alguien formara parte de su espacio, no quedaría mas que el boceto. Una parte de este sobreviviría en su inconsciente para llegar a armar aquel rompecabezas infinito. Vivía sin pasado, pero sospechando que lo tuvo. M. comprendía que su presente se debía a la existencia de un pasado, del que supo adueñarse, apoyarse o simplemente distraerse. Solía traerlo para reescribir su presente intentando en la constancia de la comunicación, toda falta de olvido.

Para M. este nuevo personaje seria alguien mas en su vida, que añadirá para repetir sus charlas y vivencias. Para J. este será, alguien con quien decidirá deslindarse de todo. Dicho engreimiento, podrá resultar, en el descubrimiento de la otra parte ó quizás en alguna decepción.

CAPITULO II

J. se acomoda las medias, que trazan líneas de colores suaves que varían los marrones hacia una totalidad naranja, para volverse marrones y caer en la planta del pie, con una división oscura, que marca el talón y que culminan en las mismas rayas que oscilan los marrones. Posterior a aquel baño rápido de temprana mañana, del que buscaba, en este acto, previamente descrito, algo de calor, previniendo cualquier afección. Su salud, al parecer parecía preocuparle, sin embargo, sus riñones debemos informar, no se habían caído ya, por la cantidad de carne que simula un abdomen, ya por el exceso de grasa, algo abultado. Esta precariedad o mal gusto a la vista, era en su caso, algo mutable, bajaba y subía de peso a causa del sedentarismo y por la misma ausencia de este. Sus espacios entre alguna labor y otra, lo empujaban a la caminata y a la resolución de viejos problemas, que se mantenían aun sin resolver, quizás como una muletilla de su peculiar vida. Los pantalones que usaba nunca se le acomodaban bien, ya que eran variados, según la protuberancia de su abdomen y de las ganas que tuviera de salir, usaba para evitar algo de ansiedad, mayormente, busos o driles elásticos. Polos estampados aun en sus treintaitantos y gorros para ahorrarse el hecho de peinarse. En ocasiones, usaba pantalones que ornaban algo sus piernas delgadas, correas oscuras y camisas entalladas que, ante el ajuste del pantalón, ocultaban levemente su abultado abdomen. Para ello usaba también abrigos delgados y amplios. Se peinaba o mejor dicho, acomodaba aquellas lineas ondulantes de su cabeza, las cuales ajustaba en vano, con algo de gel para cabello y acondicionador. Al trabajo, dependiendo de la importancia que le daba y de las exigencias de estos, iba como peor se le viniera en gana. Existieron algunas labores que lo obligaban ir como si asistiera a algún matrimonio o reunión importante. Al final, en todos estos lugares, desempeñaba funciones iguales, por lo que renegaba de los disfraces que en cada empresa pedían. Lo único que tenia claro cada mañana, después del baño, eran las medias que tenia que ponerse o no, según el clima tan impredecible que rige en Lima, lo demás, hasta el calzoncillo eran determinados por las circunstancias, los eventos, la vestimenta a acompañar o cubrir y hasta por quien lo vería y quien no. A corta edad, aprovechaba sus ratos libres en dibujar, pintar o escribir frases sueltas. Leía poco, por capítulos, se detenía en alguna frase que lo cautivara y reflexionaba en ella, el resto del día o semana. Buscaba referencias, alguna interpretación ajena, otras cosas escritas al respecto y luego retomaba la vieja lectura. Solo aquellas ferias ambulantes de libros podían detenerlo un rato, por lo demás, si necesitaba algo, era concreto y directo. Iba por aquello y regresaba inmediatamente a hacer lo que quedara por hacer. En esos momentos, revisaba forros, títulos, resúmenes, autores, ediciones, olores, etc. Tenia predilección por ciertos escritores, pero cedía también a aquellos que hubiesen formado algún circulo fraternal de estos. Amistades como Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sabato, Valdelomar y hasta una insinuación para que se escribiera Escrito a Ciegas, lo llevo a interesarse por Celia Paschero. Leía por gusto y no por mandato. Por eso no trazo al Hidalgo en su infancia, ni a Homero o a Sófocles. Aunque los conoció, por alguna representación teatral de sus viejas escuelas, o labores que dejaban y que no terminaba de hacer, cambiándolas por dibujos o tareas complementarias que se dejaban, a quienes no cumplían dichas lecturas. En alguna revisión infantil, supo reconocer la motivación que le genero el personaje de Oscar Wilde en una frase de algún viejo libro que contenía materias varias. Siendo este su primer referente y el primero al que desearía leer con seriedad, por el placer de leer. Luego por importancia y sorpresa llego al Hidalgo, a Homero y Sófocles, pero por indirectas de Borges, Sartre, Camus o Freud. Relacionaba su interés en los libros, como hoy normalmente relacionamos algún titular de un periódico, para comprarlo. Por sus personajes, narrativa, historia o vida. Algunas decepciones quizás hubieron, al suponer una relación entre el atractivo de una vida y la idea de un verso. Aveces se inclinaba por la anécdota de algún escrito que por su obra y en otras le importaba mas sus lineas que dicha existencia. Ambos escenarios, aunque se ajusten o diferencien por hechos reales, para el solo figuraban, todos, en el espectro de la imaginación. Algunas veces lo contaba de forma suelta, te traía por ejemplo alguna linea de Vallejo en medio de una conversación sobre la situación política actual, suponiendo de igual modo, que todo ello era una mera fantasía, quizás dijera para interrumpirlos: el lóbrego mamífero que se peina.





Nota: Soy una pieza en un inmenso rompecabezas que solo se completa cuando tu estas acá, conmigo.

Nota: Llevamos meses sin hablarnos y no se como sobrellevarlo, me distraigo constantemente contigo sin la fuerza necesaria, ni la razón que la acompañe para escribirte. Ya que la alerta, he sabido bien, solo generaría un desastre. Ahora bien, supongo o mejor dicho, quisiera suponer, que mis pretensiones son también las de el. Lo que, ante tantas pausas, solo acrecientan el muro que nos es imposible derrumbar.

Nota: Se entiende que las relaciones homosexuales solo se ajustan a los impulsos, animalizandonos, sin embargo creo, que la representación comercial o rutinaria, que se ve en nuestro entorno, tan básica, afeminada y caricaturizada es compartida también en el ámbito heterosexual. La capacidad de amar, esta equiparada con nosotros mismos, con nuestras propias capacidades. No me puedo imaginar a aquellos grandes ilustres, de los cuales tengo tan alto afecto, en situaciones y comportamientos que llegan al idiotismo. Pero existen claro esta, en ambos ámbitos o géneros como quieras llamarlos, personas que arriesgan todo por absolutamente nada, arrojados al engaño de una idea alejada de todas sus posibilidades. Alineándose respecto a lo que quisieran ser y no pueden, al negar algo tan simple como su contexto, comprendido por la educación y las circunstancias. Hay aun quienes aman sin saber donde están y hacia donde van. Y al ser estos los mas, lo toman como un modelo para encerrarnos a todos. Yo no me siento así, no lloro la simple negación aunque me enerve el engaño. ¿Oscar Wilde o Truman Capote habrían lanzado alaridos infantiles ante algún rompimiento? El primero dejo entrever la decepción del causante de su encierro en una carta, consciente de no esperar alguna respuesta. El segundo sabia sobrellevarlo todo con una enigmática sonrisa. Su inteligencia podía encaminarnos a la cama con infinitas y encantadoras pre-escenas, llenas de ironía y astucia. Contrarias a la frialdad de un juego de miradas y de instantáneas copulaciones, en donde se intenta diferenciar entre la fuerza de sus acciones, al dominante y al dominado.

Hoy te amo, luego de tantos juegos y cinismos. Pero te amo, por que supiste inventarme en tus relatos, copiados de tantos libros leídos, o mal interpretados, que te atribuiste a fin de romper el silencio que existía en nuestra cama. Te amo, por que me hiciste parte de esas historias, que escritas por otros, muchos años antes de conocernos, de haber nacido incluso, las volviste actuales, encontrándonos en sus líneas, en los momentos precisos de cada mañana, antes de aquel vaso de agua que calmaba en algo lo agotados que terminábamos.

Nota: "No puedo llamarte PUTA por que es un calificativo mas ofensivo cuando es lanzado hacia una mujer, que hacia un maricón como tu". Ya ni se como ofenderte como lo desearía, con una culpa que quisiera marcarte y que actué en ti de tal forma, que todas tus futuras acciones te recuerden a mi. A aquella noche ajena, en donde ponías a pruebas tus miedos, donde ocultamente buscabas una culpa para seguir queriéndome y donde quebraste la única fuerza que podía mantenernos: la confianza.

Nota: Darle solo importancia al castigo.

Nota: ¿Retomar alguna relación? Extraño. No concibo volver a enamorarme. Aunque siento la horrible sensación de confesarme un cobarde. Un indefenso ante cualquier fuerza que asimile algún afecto. Queda advertirle a quien venga: ¡No me defraudes!

Escena final: J. termina contando la historia a un J. mayor que le responde: No es de preocuparse, encontrar un amor con un buen final es lo mas extraño. 

J. ya adulto, quien había escuchado atentamente su propia historia y habiéndola concluido a fin de que su versión mas joven sintiera menos pesar, se retira de aquella pieza rumbo a tomar el bus que necesitaba para llegar a su casa, esa que se demoraba una hora en pasear por varios distritos, cediendo su asiento y sentándose luego, para mirar las instantáneas de las casas que dejaba pasar. Se bajo antes en el viejo mercado de su distrito. Lo camino como de costumbre, había olvidado lo que estaba buscando, pero paso mirando el comercio ambulatorio que ocupaba las veredas, las mismas que lo obligaban a empujarse con otros transeúntes. Miraba siempre lo que se estuviera vendiendo, quizás se bajo para ver que podría encontrar. Luego se detuvo en un local a comer un triple de pollo al paso con un refresco. Paso al regreso por la figura del fray martín. Siempre se pausaba a mirarlo. Luego siguió su camino hasta la casa, caminaba por toda la Av. Saenz Peña hasta llegar a la Av. Paz Soldan. La vista era la misma, si tenia suerte alcanzaba a escuchar al viejo que tocaba su saxofon, quien a duras penas pudo escucharlo una vez, cuando se le pregunto si hacia eventos particulares. Las veces que lo encontraba, se quedaba viéndolo mientras acompañaba con su instrumento la música que salia de un parlante. Esta vez no lo vio, por lo que camino como de costubre por esa avenida para voltear en su termino hacia el municipio del Callao, que bordearía por, no sabemos ya cuantas veces, para llegar al barrio de bloques donde se situaba su nicho, o aquel escenario teatral que llama hogar. Tocaría la puerta, después de abrir la reja que la resguarda, esperando que alguien le abriera. A esa edad, quien sabe, podría estar ahora esperando en vano, siendo esta característica (falta de llevarse siempre sus llaves) una causa que lo comprometiera a quedarse, como otras veces, sentado en las gradas de su puerta para ver los carros pasar en esa berma desnivelada donde los carros a cierta velocidad acostumbraban a darse siempre un salto.

pero todo está claro
y es más dulce
más útil
sobre todo más dulce
reconocer que el tiempo está pasando
que está pasando el tiempo y hace ruido
y sentirse de una vez para siempre
olvidado y tranquilo
como un cero a la izquierda.

MB

Criticas Constructivas

Mercedes le alcanza un polo limpio, que tiempo atrás J. había pintado y que usa para dormir, a fin de que lo guarde en su cajón. Le dice: ¡Ahí te dejo ese polo que pintaste, no se te ocurra salir así, que clase de moda es esa, mas es lo que gastas en pintura!

Creo que la critica constructiva debería basarse o sostenerse mejor dicho, en la comedia natural y rutinaria. 

Esta pequeña persona no sabe si añora esos momentos de abstracción, se consulta que si la soledad hubiese acompañado esos días que planteamos como felices, serian estos, igual de grises como lo son ahora. Ahora en la viva capacidad de sus sentidos, escucha y entiende las quejas cíclicas de su madre mientras intenta trazar alguna linea inteligente. Hoy tiene ganas de oscurecer mas el fondo de una de sus viejas pinturas, sin embargo, sigue atendiendo las demandas que comprometen esta sala, para no gastar como ella dice, mas pintura. 

Resultado de imagen para diario marica

martes, 13 de agosto de 2019

Irrealidades

En una de estas siestas por la tarde, que me ha regalado el desempleo, engendre un sueño, yo que no soy de soñar. Imagine vivamente una situación extraña. Estaba en una casa vieja, aparentemente visitando a algún familiar, con la prontitud que ameritaba huir, a caballo. Alargue entonces una frase que no tengo ahora presente, pero que recordare, eso no me preocupa. Sin embargo, quien la escucho no fue el interlocutor de aquella vieja posada. Si no un anciano que estaba descansando en un cuarto al fondo de aquella casa. Al acercarse este, adivine que era Borges. Entre su forma pausada de hablar, repitió mi frase y aclaro que era de un tal Polifemo. Supuse que hacia referencia quizás a algún filosofo griego a quien quizás, en alguna oportunidad pudiera haber escuchado y que ante la ignorancia, pudiera haber hecho mía una frase que no me correspondía. Refutarlo seria un error, ese hombre tenia el universo en su cabeza. Pero luego, cierta razón me hizo dudar el hecho. Borges en una vieja posada y con una edad evidentemente ya avanzada. ¿No habrá desvariado? Atine en advertir mi pronta salida a caballo. A lo que me recomendó, este anciano, mayor cordura. Que suponer bajar aquellas escaleras para luego andar a caballo, simulaba de por si, una sociedad mas avanzada. Corrigiendo el sueño dentro del mismo. Luego supuse que yo era en si Polifemo y que el viejo Borges, sabia de mi, de mucho antes. 

Ya despierto busque aquel nombre, que si llegue a retener. Resultaba ser un Cíclope, el mas famoso, hijo de Poseidón. Barbudo y con orejas de Sátiro. ¿Alguien de un solo ojo? Cegado ebrio por Ulises quien se presento como "nadie". 

Evidentemente se trato de un resultado psicológico respecto a lo que estaba aconteciéndome. Nadie si no yo mismo, es capaz de causarme tanto daño.

Resultado de imagen para polifemo

Vejez Prematura

Quizás en la madurez, podamos advertir que aunque no aflore el afecto y las ansiedades juveniles no justifique algún sacrificio inmediato, sugiriéramos algún amor tranquilo, que bajo las perspectivas o bajo este invierno, merezcan alguna unión. Una unión por lo que se llego a amar, mas no por lo que se pueda llegar a amar ahora. Toda cúspide tiende a declinar y a veces es mejor mantener ciertos modales y costumbres, porque el dolor y la soledad, aunque se trate de una característica de los seres inteligentes, tienden a aclarar que la necesidad de alguien es estrictamente necesaria y confortante luego de un día cualquiera, que ante las constantes circunstancias, que no buscamos pero con las que nos topamos, viene a ser siempre agradable encontrar un rostro que conozcamos bien, que a pesar de la supuesta carencia de afecto, justifique aquella jornada. Es peor llegar solo por unas tostadas a prender la televisión y revisar las noticias que suceden siempre igual aunque con diferentes personajes. No es de extrañarse, cuando a pesar del pesimismo que pudiera generar la costumbre, recordemos que en el crecimiento del afecto inicial, hubieron también días en los que no sabíamos que decirnos, noches o tardes en los que estábamos simplemente mirando el horizonte, la forma de una piedra o pensando en huir quizás. No es de extrañarse que estas escenas puedan repetirse en la seguridad de un espacio cualquiera, con las mismas personas a quienes ocultamente aun amamos. ¿La seguridad es entonces la simulación de la costumbre? ¿Cruzar ese puente nos generara encontrar a alguien al otro lado? Retomar una relación es en si, bajo estos términos lógicos, aceptable. Nunca es enteramente por amor, si no por lo que suponemos de el, o de lo que halla quedado. Es la búsqueda de una costumbre sobresaliente que nos ayude a sobrellevar la programación de nuestros días. Al fin y al cabo, iniciar algo es repetir algunas circunstancias pasadas, intentar en el olvido alguna novedad que pensáramos no vivida. La suma de cuerpos no engendra ninguna admiración, las personas buscan enamorarse constantemente y fracasan. Algunas cambian y modifican el verso libre y sincero por alguna frase construida y ajena, que intente encerrar alguna idea, alguna verdad que sustente su nueva forma de ser. Lo peor de retomar algún pasado es saberse equivocado, que aunque nadie cambie sea una verdad, pueda esta contrariarse. Es verdad, las cosas no se repetirán y aunque adivinemos los mismos errores y los mismos defectos, el problema es que esperemos encontrar alguna sapiencia en aquellos personajes cuya característica esencial de la ignorancia causaron todo afecto.  

Resultado de imagen para magritte

miércoles, 31 de julio de 2019

Judas

Imagen relacionada

01/I/2019

El día que se cruzaron andaban perdidos. Ella tenía menos problemas que aquel crespo que jalaba una vieja mochila. Una no buscaba enamorarse y el otro ya andaba preocupándose. No se gustaron a primera vista, pero conjugaron mentiras en sus verbos para recortar la levedad de los días. La repetición de los lugares conocidos, ante la nueva compañía, se recorrían como una primera vez. Algunas paredes o botes llevaban otros nombres y antiguas anécdotas. Los cines eran viejos y las comidas excedían de sal. Ella negaba la existencia del amor y yo tenia claro que la poesía no se vive. Sentenciando nuestras diferencias o justificándola argumentando que la razón de una continuidad se basa en no estar de acuerdo nunca.


Lo peor del amor cuando termina 
son las habitaciones ventiladas, 
el puré de reproches con sardinas, 
las golondrinas muertas en la almohada. 

Lo malo del después son los despojos 
que escayolan el humo de los sueños, 
los teléfonos que hablan con los ojos, 
el sístole sin diástole ni dueño. 

Lo más ingrato es encalar la casa, 
remendar las virtudes veniales, 
condenar a la hoguera los archivos. 

Lo atroz de la pasión es cuando pasa, 
cuando al punto final de los finales 
no le quedan dos puntos suspensivos…

Sabina.

lunes, 17 de junio de 2019

El Egoísta

Puedo definirme como un nostálgico. Y creo que seria lo único bueno que podría decir de mi, aunque crea saber mas de mi que de cualquiera. Razón que justificaría mis constantes contradicciones. Lejos de ello, soy una suma de malas decisiones y de pésimas acciones. Mis libertades me han calificado de mujeriego y despreocupado. Egoísta hasta donde terminan estas palabras. Imagino constantemente palabras que podrían encerrarte, total, la poesía me permite imaginarte como hubiese querido que seas y no fuiste. Nostálgico sin dudas. Camino mirando las cimas de las cosas, la psicología del ajeno en un rostro nervioso, apurado y sumiso. Valoro poco las cosas, lo que genera que me sorprenda muy rara vez. 

He estado imaginando nuestro próximo encuentro y es algo que me entristece. 

Resultado de imagen para nec spe nec metu


miércoles, 13 de marzo de 2019

Sin esfuerzos

“Podemos librarnos de una neurosis, pero no curarnos de nosotros mismos.”
Sartre

Resultado de imagen para caravaggio

Ribeyro en uno de sus cuentos, replica un aforismo que a la letra dice: “Todos tenemos un doble que vive en las antípodas. Pero encontrarlo es muy difícil porque los dobles tienden siempre a efectuar el movimiento contrario”. Borges en "El Otro" se cruza en una banca con el mismo, pero con ya avanzada edad. Este cruce y separación de una vida cuyo sueño puede configurar los años de quien se te cruce o de los instantes en los que vivas o hayas dejado de vivir ha generado una peculiar anécdota. La misma que, a pesar, de hablar de figuraciones diferentes, no hacen mas que entrever una cíclica circunstancia. Ambos nos cruzaremos nuevamente con otras caras y otras voces. Con las mismas vergüenzas y quien este frente a ti, caminara tu casa como si ya hubiese estado antes y simularas celos que justificaras, por aquellas adivinanzas. 

En ambos casos, el sueño podrá variar su significado según la ultima impresión que puedas retener, es decir, puedo ahora solo pensar en los motivos del olvido y ella en cambio de su incorrecto enamoramiento.

Mi antípoda esta ahora en otro país, en el cual me perderé un tiempo. Antes de esta salida hubiese aspirado verte en alguna banca, sin embargo, en nuestra conjugación, mi cobardía imposibilitaba dar un paso a causa de la añoranza, generándome en todo caso, que tus carencias, a lo que se te daba ser, una valentía que asimilabas madurez, luego engreimiento y finalmente absurdidad ayudase a concretar la unión. La finalidad era vernos y volvernos a ver sin conseguir nada y aspirándolo todo.

Hoy pase temprano por donde cruzabas, temprano aclaro, porque tus tardanzas contradecían mis pragmatismos. Por lo mismo, no pude apreciar quizás aquel pantalón suelto, aquella blusa que caía cuadriculadamente en tus caderas, un pelo quizás ya negro, sin tinte. Un rostro sin colores que acentuaba tu nariz y unos ojos claros, unos labios grandes y un beso educado.

Ahora me voy y no es un consuelo.

viernes, 8 de marzo de 2019

Execrable

8 de diciembre

De pronto nos topamos con los mismos gustos, ciertamente ya había adivinado algunas características de aquella mujer que acostumbraba a atarantarme a la hora del almuerzo. Precise sus gustos por los Beatles y Liniers, por Drexler y la lectura.

Resultado de imagen para campos de lavanda italia

martes, 12 de febrero de 2019

Mochilas

Se menos de ti ahora y no es un alivio. Aveces supongo que tu venganza consistió en buscar algo seguro y aburrido. Esperaba menor tiempo de apego pero debió gustarte el hecho de que no te criticara tanto. Yo era muy burlón y el quizás muy caballero.

Resultado de imagen para modigliani paint

lunes, 11 de febrero de 2019

Almendra

Nota de diario

Un día cualquiera



No sabía que las distancias se incrementarían a tu llegada. Vas creciendo lejos de mi y representarte en esta etapa de vida, indefensa, necesitada e inocente me permite estar de algún modo contigo. Tu madre es una valiente al cuidarte sola y soportar mis periodos cambiantes. Al alejarte de mi y de mis impulsos liberatorios. Crecerás y elegirás inteligentemente mantenerte aun en su pecho. Yo por mi lado, ajeno, siempre ajeno, esperare tu abrazo al final de la noche, tu rostro descansando cerca a mi cuello, como pidiéndome que no me valla. Tu inteligencia en esta parte radica en tu silencio, en tu mirada juzgadora, en tus palmadas y en aquellos gestos que saben criticarme constantemente durante los pocos días de visita que intento aprovechar, sin discutir. Sin embargo, sonríes y vuelves a ser una niña normal, que paradójicamente se inquieta más a mi lado, quien dilata el sueño para que no me aleje en las horas previstas. Aun te recuerdo, en aquellos primeros días de mayo, cuando intentaba calmar tu llanto y pude verme igual de temeroso como estoy ahora, en esta libertad que siempre protejo, pero que solo ha sabido darme infinitas angustias. Prometerme cambiar será un despropósito, un esfuerzo en vano. Por lo pronto me ajusto a las reglas, verte previo aviso anticipado de dos semanas.

Torero Sentado

Diario Marica

15/01/2019



La libertad necesita un escenario en cual desempeñarse, como a todo neurótico un público. Descansar un tiempo antes de sortear nuevamente la vida, es hoy en día, lo mas conveniente.

Girasoles



Plantearse una idea o imagen lejana con la finalidad de acercarse a ella en cualquier representación. La música compromete al recuerdo y la imagen a la esperanza.

La Sonrisa de Voltaire


Vino a mí un día libre, como lo llamamos acá. Esos donde podrías darte una escapada para olvidarte por unos instantes la miserable vida que cursabas. Ella era Renoir y yo las sombras de Rembrandt. Ambos no apreciábamos al congénere, pero nos jugábamos en la distancia - por esos días aun corta - cierta simpatía por nosotros mismos. Nuestra mensajería era abundante. Las tensiones acrecían en cada encuentro. La fortuna radicaba en las aventuras de nuestras salidas que, sin orden ni planificaciones, terminaban siempre por ser anecdóticas. He renegado siempre de lo anecdótico por su carencia de sencillez. Pero estas ocurrencias suscitaban en el exacto ámbito de lo sencillo. 

Se dieron por estas razones días llenos de libertad, sin ajustarnos al calendario. Sonrisas que atontaban mas nuestros rostros. Estar sentados escuchándonos, aprendiendo y corrigiéndonos durante el poco tiempo que tuvimos fue gratificante. El espacio que teníamos siempre era poco. Como en un cuarto lleno de libros, nos arrimábamos en una esquina, para que, después del sexo que luego fue amor, nos contásemos algo. Yo buscaba su atención y ella no creía su impacto. Quizás en el fondo, no nos queríamos mucho en solitario. Sus manos, su nariz, su cuello, su espalda, sus labios, sus ojos, sus dientes, su pelo, sus hombros, sus incontables lunares, su sueño profundo, sus senos suaves y sus piernas firmes me cautivaron. La dibujaba constantemente cuando la miraba. Le regale Rayuela para que asimilara la figura del amor en aquel movimiento browniano. Hoy se va ciertamente y debo dibujarla, aunque no se guste, para que se quede algún tiempo más mientras decide regresar o quedarse en España.

Ya ha pasado un tiempo y se mantiene la correspondencia en la distancia. Sin embargo, es inverosímil. Debo tocarla para seguir creyendo. Soy como ese apóstol de Cristo que dudó su resurrección. Por lo general soy un hombre que se cuestiona siempre. Incierto hasta para el afecto. Debo tocarla porque existe la necesidad, las ganas y la pena de hacerlo.

Abstracto

Nota de diario 
Un día cualquiera


De un buen tiempo a ahora, la persona como escenificación de la perfección o creación, ha sido sustituida por vectores, por la geometría y las matemáticas. En algunos casos por la representación de sueños, del arte más puro y, por consiguiente, el mas inexplicable. Las corrientes son muchas o mejor dicho han sido muchas. Hoy en día la deformación de lo creado o en contraposición, la creación de una bestialidad que en un futuro pudiera engendrar mejores simetrías, es la que abunda en el mercado. ¿Es por estas afirmaciones, que en general son dudas, lo que nos convenga para explicar los sueños? O en su humilde gestar, ¿Lo que nos ayude a representarlos? En la cabeza se me vienen figuras y formas extrañas cada vez que, con presión ansiosa, agito mis parpados o descontracturo la tensión de mi cuello. ¿Sera esta imagen acaso el reflejo de mis angustias y de mis deseos? ¿No son acaso nuestras ilusiones mas sinceras, las que menos nos contamos? Entre los trazos agiles, fuertes y el color espeso habrá algo que decir ciertamente, pero creo ser muy humilde para admitirlo o muy ignorante como para plantearlo. Es entonces para mí, que toda representación abstracta sea como el mugido de un infante. 

Sin Titulo


¿No es el sol la mayor fuente de vida? Y de ser así, ¿Porque una personificación masculina? Es sus manos esta la vida y el deseo. La carne que se vuelve pálida, cuyo brillo vigente esta aun en la oscura noche, que no es más que el reflejo de su persistencia. Como diría Unamuno, aquella matria. Aquella mujer que empuja la vida en el alba y brinda consuelo en la incertidumbre.

Poema de Niño.


Yo era un niño
que en un acto de dolor
contra su madre
le lanza con todas sus fuerzas
un fréjol.

Yo soy el fréjol
y por el camino
caigo despacio sobre el corazón
de la madre
traspasándolo
lentamente.

Yo soy el corazón.

viernes, 25 de enero de 2019

Eterno Retorno

Me encontraba fumando en una esquina, esperando la hora de la entrevista. Frente a mí habían dos caminos, a la derecha una vereda que tapaban unos árboles. A la izquierda, solo casas. Ella apareció por entre los árboles, cruzo hacia mi vereda y paso sin titubeos. Tenia una gran mochila, andaba bien abrigada y llegue a notar sus dulces labios. Como me suele suceder, solo pensé en querer cruzarmela otra vez.

El final suele representar un estado presente. Yo lo entiendo como recurrente, casual. Un eterno comienzo.

Es redundante el punto anterior, o mejor dicho, muy lógico. Todo final es un comienzo. Sin embargo lo que quería decir, era que cada vez que acabamos algo, no tenemos presente ese final si no el hecho de su concepción. ¿Que paso primero, como empezamos, como se dieron las cosas? el final esta siempre previsto, se acabara, se acabo, da lo mismo.

Resultado de imagen para egon schiele